Palabras de agradecimiento del Sr. Carlos Gianicolo

Queridos Amigos,

Buenas noches.


En nombre de la Asociación de Exalumnos agradezco muy especialmente a los Padres Jesuitas de la Comunidad del Salvador por su presencia en la misa que concelebraron los Padres Jorge Ignacio Black S.J. e Ignacio Rafael García-Mata S.J.
Agradecemos a todos los Ex – Alumnos que hoy nos acompañan en especial los de las promociones de 1972 que celebran sus Bodas de Oro, los de 1997 que celebran sus Bodas de Plata, los de 2012 que celebran sus Bodas de Aluminio, y de las distintas promociones presentes. Muchas gracias Lucio Traverso, Adrián Romano, Eduardo Montes de Oca y Francisco D’Angelo por sus iniciativas y empuje para con esta convocatoria.


Muchas gracias a quienes han hecho posible que esta noche estemos aquí reunidos. Gracias a los Padres Jorge S.J. e Ignacio S.J., a Mercedes Viola, Secretaria General del Colegio, al personal de intendencia y de tecnología de la información del colegio. Gracias a los miembros de la comisión directiva que acompañan nuestra labor; a Gustavo Maroto, Roberto Martínez Castro y Roberto Poggio por su trabajo en la organización del encuentro. Muchas gracias a Enrique Aldazabal y a Enrique Batemarco aquí presentes, por su compromiso para con la asociación de exalumnos testimoniado por su trabajo y dedicación.
Muchas gracias querido Enrique Turano, donde estés, por el ejemplo de trabajo que nos dejaste.


La Asociación celebra 112 años de su creación con los mismos valores y el mismo espíritu emprendedor que impulsaron a sus fundadores. Pero los tiempos y las circunstancias por cierto no son los mismos que hace más de un siglo atrás. Los ideales en los comienzos eran muy sencillos, simples y claros. Apuntaban a la protección mutua de sus miembros, al sostenimiento recíproco, no solamente en lo económico sino en lo moral, en cualquier circunstancia de la vida en que pudieran encontrarse sus socios. Habían establecido un premio anual, así como la celebración de un banquete anual y salidas al campo. Sin lugar a dudas las circunstancias de vida hoy son muy distintas y se han puesto de manifiesto muy claramente en la actual crisis mundial que la pandemia primero, y las guerras en Ucrania desde hace 9 meses así como en Siria, Yemen y Myanmar nos exhiben descarnadamente. Crisis que no es sólo sanitaria, económica, y de disputas étnicas, religiosas y territoriales sino, por sobre todo de liderazgo moral, político y social que nos interpela acerca de nuestro futuro como humanidad.


¿Qué hubiera hecho San Ignacio de Loyola ante semejantes desafíos? Recordando a San Ignacio de Loyola al cumplirse los 500 años de su conversión, pidamos a Dios a que nos aliente para que el cambio sea posible. Para que nuestro “corazón de piedra” pueda convertirse en “corazón de carne”. Para que podamos encontrar a Dios en todas sus manifestaciones.


Esto es, a que la llama de la asociación siga viva para servir fundamentalmente de puente entre los exalumnos, el Colegio, la Comunidad Jesuítica y como fin último para estar al servicio de las comunidades donde la Compañía y sus exalumnos interactúan. Hoy 11 de noviembre es fiesta de San Martín de Tours, un militar romano que compartió su capa con Cristo, hecho que popularizó la palabra “capilla” en el mundo cristiano. Hijo de un oficial del Ejército se enroló de joven en la caballería imperial y ya como soldado comenzó su catecumenado para bautizarse cristiano. Es de esa época el famoso
episodio de Martín yendo a caballo que, con su espada, cortó su capa militar para abrigar a un pobre. Él es patrono de la Guardia Suiza Pontificia, Francia y Buenos Aires (Argentina). Es patrono del Pueblo de Yapeyú en la Provincia de Corrientes.
Antigua Misión Jesuítica donde el P. Anton Sepp inició la escuela de música.


Así como a través del arte musical nos adentramos en comprender la obra misionera, la muestra fotográfica “Almas del Boquerón” obra de la Señora Ana Karina Reynolds, que nos acompaña esta noche es un testimonio de la labor de la Iglesia en las periferias a la que la Compañía de Jesus ha dedicado y dedica su vocación por la Misión. Estas fotos son el reflejo de las almas que residen en Boquerón y que trascienden a las generaciones.


Añatuya es una de las diez diócesis católicas que integran la llamada Región Pastoral del Noroeste, una de las regiones menos favorecidas del país. Fue creada por el Papa y beato Juan XXIII el 10 de abril de 1961. Su primer pastor fue Monseñor Jorge Gottau. Una breve reseña: Los primeros Jesuitas que llegaron a nuestra tierra provinieron del Perú. San Ignacio ya mencionaba la posibilidad de fundar un colegio en ese virreinato en el año 1544. Los misioneros llegan a Lima el 10 de abril de 1568.

La primera presencia de los jesuitas en lo que es hoy nuestro territorio data de hace 437 años. El 26 de noviembre de 1585 los Padres Francisco Angulo y Alonso Barzana y el hermano Juan de Villegas, fueron recibidos en Santiago del Estero por el Señor Obispo del antiguo Tucumán, fray Francisco de Vitoria. La “primera imagen religiosa del país” proviene de esta región
habitada entre otros por los indios mataráes. De allí proviene la Cruz de Matará Símbolo de la Evangelización. Se estima que la cruz fue tallada alrededor del año 1594.


Los Jesuitas fundan un grupo de reducciones, en San José de las Petacas, con los indios Vilelas en 1735, misión creada por el Padre Joseph Theodore Bravo. Luego de ser expulsados en 1767, los Franciscanos se hacen cargo de las misiones Jesuitas existentes en el Gran Chaco.


Luego de más de dos siglos desde la restauración de la Compañía en el año 1814, Monseñor Gottau le pidió al entonces Provincial de la Compañía de Jesús en Argentina, R.P. Jorge Mario Bergoglio S.J., hoy Papa Francisco que reanudasen la obra misionera. Eso ocurrió durante la Pascua de 1975, en la que los Padres Juan Carlos Constable S.J. y Agustín Lopez S.J. se establecen en el pueblo de San Jose del Boquerón, creando la Parroquia de San José de Las Petacas.


El Boquerón ha recibido desde sus inicios el apoyo y afecto de la Asociación de Exalumnos de este Colegio del Salvador, muchos de los aquí presentes han misionado en Boquerón y brindado ayuda como también lo han hecho los colegios, parroquias y la Universidad de la Compañía en la Argentina y también justo es mencionarlo, desde el exterior. El mensaje que nos transmiten esta noche es que estas almas se reflejen en sus corazones, que nos tienden su mano en busca de empatía.
Nuestra ayuda tiene hoy un significado distintivo en cuanto al grado de pertenencia con el legado del colegio.


Dejemos que nuestros corazones se abran en la medida de las posibilidades a través de donaciones y del pago de su cuota anual para que la asociación acompañe nuevamente a las Obras de Acción Social y Pastoral de la Compañía en la Parroquia de San José de Boquerón y a la Obra de San José.


Invocamos a la Virgen de los Milagros, Patrona de los jesuitas en la Argentina para que ilumine a nuestro pueblo y a sus gobernantes en el camino de construcción de una Nación pujante en Armonía y Paz.


San Ignacio de Loyola, ruega por nosotros.