Misión al Boquerón

Del jueves 1 al viernes 9 de mayo de 2025, alumnos de cuarto y quinto
año del Colegio del Salvador fueron a misionar a Boquerón, Santiago del
Estero.
A ellos los acompañaron, autoridades del Colegio, profesores/as, padres,
exalumnos -egresados hace poco tiempo-. Eramos un total de 200
personas aproximadamente, un gran despliegue por un gran fin.
Entre las autoridades se encontraban exalumnos como el rector, P. Jorge
Black SJ; el director de secundaria, Fernando “Fefo” Rodríguez (camadas
120 y 118) y profesores como Juan Cruz “Fiera” Gaggero y Mariano
Iturralde (camadas 121 y 123) y Tobías Yomha (camada 150) y padres
como Ignacio Tanoira (camada 128) y quien suscribre (camada 127).
Allá nos recibieron el Padre Marcelo Larotonda (exalumno), Eduardo
“Pampo” Miguens y Pablo Barrios, que viven en la Parroquia de San José de
las Petacas y se ocupan de la pastoral -entre otras varias cuestiones- del
Boquerón y alrededores.
Como dato de color, San José de las Petacas fue una Reducción de
indígenas en la época de la colonia, fundada por los jesuitas el 3 de julio
de 1751.
Volviendo a la misión, tiempo antes de la salida, se realizan las compras
para eso y armado de la logística -en cabeza del padre de exalumnos
Gabriel Gómez. Además los alumnos de los distintos grados de primaria
donan alimentos para que los misioneros consuman durante la estadía y
envían cartas para distribuir y utilizar allá. Esto y otras cuestiones más
muestran que la misión se hace entre todos y se ve bien clara la
colaboración y la comunidad del Salvador -autoridades, profesores,
alumnos, padres, etc-.

Se llega inicialmente a Boquerón, un grupo de padres y autoridades
primero en camionetas y hacen la distribución de alimentos y materiales en

8 parajes (Ceibal, Tres Varones y Nueva Yuchán, Cabeza de Toro, Alto
Alegre, Nueva Simbolar, Piruaj Bajo, Vinal Suni, Chañar Bajada).
Al día siguiente llegan los colectivos con los alumnos, padres, los
profesores y autoridades del Colegio, para luego ser distribuídos en los 8
parajes y en grupos de aproximadamente 25 personas -3 mayores, algún
exalumno recientemente recibido y el resto alumnos de 4to y 5to año-, los
que ya se vienen conociendo porque desde aproximadamente 2 meses
antes de ir, ya se juntan en “comunidades” -según el paraje-.
Durante ese tiempo en los distintos parajes, en grupos de 2 personas (uno
de 4to y otro de 5to) y quizás 1 persona más, a través de sus calles y
caminos peatonales de tierra, se visitaba la casa de los vecinos -varias en
pleno monte- dónde se conversaba con la gente de diferentes temas y la
diaria y también hay un momento de oración y peticiones y entrega de
rosarios y estampitas.
Además se concurre a las escuelas de la zona, dónde los alumnos o alguna
autoridad o profesor o profesora del Salvador quizás dieron alguna clase o
charla de algún tema particular y se hacían juegos y actividades con los
chicos y autoridades de las escuelas.
La gente de los distintos parajes, en general esperan la visita, y reciben
con mucho afecto y cariño, tienen plena predisposición y son muy amenos
en el trato.
Es emocionante ver el vínculo que se genera entre los misioneros y la
gente local -en particular con los chicos-.
Es muy lindo escuchar los testimonios de los alumnos del Salvador y de los
chicos de allá, para sintetizar lo toman como una gran experiencia, de
amor, de compartir, de aprendizaje, de salir del espacio de confort, de
abrirse y darse al otro, de reponerse ante la adversidad, de respeto, de
cariño, entre tantos.
Pude tener una vivencia similar como alumno en 4to y 5to año (años 1994
y 1995) cuando ibamos, grupos más reducidos, a Chañarmuyo y
alrededores -cerca de Famatina-, provincia de La Rioja.

Son experiencias enriquecedoras y realmente se ve la presencia de Dios,
vale la pena vivirlas y pueden ser el inicio o el disparador de otras cosas.

Por Gonzalo Yñarra