REFLEXIÓN SEMANAL DEL SÁBADO 14 DE DICIEMBRE.

JUAN ERA LA VOZ, CRISTO LA PALABRA. San Agustín, obispo,padre y doctor de la Iglesia.

Juan era la voz; pero el Señor era la Palabra que existía en el principio. Juan era una voz pasajera, Cristo la Palabra eterna desde el principio.

Suprime la palabra, y ¿qué es la voz? Donde falta la idea no hay más que un sonido. La voz sin la palabra entra en el oído, pero no llega al corazón.

Observemos el desarrollo interior de nuestras ideas. Mientras reflexiono sobre lo que voy a decir, la palabra está dentro de mí; pero, si quiero hablar contigo, busco el modo de hacer llegar a tu corazón lo que ya está en el mío.

Al buscar cómo hacerla llegar a ti, cómo introducir en tu corazón esta palabra interior mía, recurro a la voz y con su ayuda te hablo: el sonido de la voz conduce a tu espíritu la inteligencia de una idea mía, y cuando el sonido vocal te ha llevado a la comprensión de la idea, se desvanece y pasa, pero la idea que te trasmitió permanece en ti sin haber dejado de estar en mí.

Y una vez que el sonido ha servido como puente a la palabra desde mi espíritu al tuyo ¿no parece decirte: Es preciso que él crezca y que yo disminuya? Y una vez que ha cumplido su oficio y desaparece ¿no es como si te dijera: Mi alegría ha alcanzado su plenitud? Retengamos la palabra, hagámosla entrar en lo más íntimo de nuestro corazón, no dejemos que se esfume.

¿Quieres ver cómo la voz pasa y la divinidad de la Palabra permanece? ¿Dónde está ahora el bautismo de Juan? Él cumplió su oficio y desapareció. Pero el bautismo de Cristo permanece. Todos creemos en Cristo y esperamos de él la salvación; esto es lo que dijo la voz.

Y como es difícil discernir entre la Palabra y la voz, los hombres creyeron que Juan era Cristo. Pensaron que la voz era la Palabra.

Pero Juan se reconoció como la voz para no usurparle los derechos a la Palabra. Dijo: Yo no soy el Mesías, ni Elías, ni el Profeta. Le preguntaron: ¿Qué dices de ti mismo? Y él respondió: Yo soy la voz del que clama en el desierto: «Preparen el camino del Señor».

La voz del que clama en el desierto, la voz del que rompe el silencio. Preparen el camino del Señor, como si dijera: «Soy la voz cuyo sonido no hace sino introducir la Palabra en el corazón; pero, si no le preparan el camino, la Palabra no vendrá adonde yo quiero que ella entre».

¿Qué significa: Preparen el camino, sino: «Rueguen insistentemente»? ¿Qué significa: Preparen el camino, sino: «Sean humildes en sus pensamientos»? Imiten el ejemplo de humildad del Bautista. Lo toman por Cristo, pero él dice que no es lo que ellos piensan ni se adjudica el honor que erróneamente le atribuyen.

Si hubiera dicho: «Soy Cristo», con cuánta facilidad lo hubieran creído, ya que lo pensaban de él sin haberlo dicho. No lo dijo: reconoció lo que era, hizo ver la diferencia entre Cristo y él, y se humilló.

Vio dónde estaba la salvación, comprendió que él era sólo una antorcha y temió ser apagado por el viento de la soberbia.