
REFLEXIÓN SEMANAL DEL SÁBADO 03 DE MAYO.
3° SEMANA DE PASCUA.
08 DE MAYO SOLEMNIDAD BIENAVENTURADA VIRGEN MARÍA DE LUJÁN, PATRONA DE ARGENTINA.
QUE MARÍA SANTÍSIMA INSPIRE A TODOS, FE Y CARIDAD. Pío XII, papa.
El pueblo argentino, como todos los pueblos cristianos, sabe que el culto a la Madre de Dios, por ella misma profetizado cuando anunció: Me felicitarán todas las generaciones, es un elemento fundamental en la vida cristiana.
Efectivamente, ¿quién de los que por este mundo pasamos, cargados con el peso de tantas debilidades y expuestos a tantos peligros, no tendrá necesidad de ayuda? Pues oigan al Doctor Eximio que les dice: «Tenemos a la Virgen abogada universal para todo, porque es más poderosa en cualquier necesidad que los demás santos particulares».
Honrémosla, por tanto, reconociendo el brillo sin par de su hermosura, sus perfecciones, su bondad y lo irresistible de su poder; por la excelsitud de sus virtudes y por la dignidad incomparable de su misión, reverenciémosla proclamando su grandeza, manifestándole nuestro respeto y pidiéndole su intercesión. Finalmente, imitémosla sin cesar en tan noble empeño, porque, para citar las palabras del gran pontífice mariano, del inmortal León XIII: «Dios, bueno y providente, nos presentó en María el modelo más acabado de toda virtud, y nosotros, atraídos por la misma afinidad de la común naturaleza, nos esforzamos más confiadamente en imitarla».
Prometan a María dedicarse con todas sus fuerzas a conservar y favorecer la dignidad y santidad del matrimonio cristiano, la instrucción religiosa de la juventud en las escuelas, la aplicación de las enseñanzas de la Iglesia en la ordenación de las condiciones económicas y la solución de la cuestión social.
Ser fieles a la Iglesia en estos puntos fundamentales de la civilización cristiana será hoy prueba manifiesta del verdadero y genuino amor a María y a su divino Hijo. Prométanle también profundizar cada día más en su devoción, que, si es la que debe ser, no podrá menos de conducirlos a la aplicación integral de los principios y las normas de la vida cristiana, sin incurrir en el error de los que quieren visiblemente jactarse presumiendo de cristianos y, al mismo tiempo, sostener doctrinas que son incompatibles con el cristianismo.
Que María Santísima proteja al pueblo argentino en sus diversas provincias, mantenga a todos en la fe católica, les dé sacerdotes celosos de la salvación de ustedes, autoridades honradas y cristianas, e inspire a todos fe, abnegación y caridad, y obtenga, por último, para el mundo una paz próxima, estable y justa.